martes, 21 de agosto de 2012

Recuerdos de la felicidad. Capítulo 5 - El primer día del resto de nuestra vida.

Durante aquella noche, Marc soltó todo su pasado,se desahogó y dejó de pedir perdón después de una hora sin parar de hacerlo. No es conveniente que lo sepáis todo ahora, demasiado pasado.
Tras irse los empleados con el camión de mudanzas vacío, mi hermano me prometió que, al menos él, no volvería a sacar el tema en esta casa, pero que no dudara en llamarle si yo lo necesitaba. Dejé que leyera mi último pensamiento antes de subir las escaleras; Lo dudo mucho.
-Simplemente, para que lo sepas. - me contestó. Le dirigí una última mirada acompañada de una sonrisa forzada antes de subir las escaleras. En llegar a lo que más adelante sería mi cuarto, vi que sólo tenía lo necesario; mis maletas y una cama. Arrastré mi cuerpo hacia la cama, sin importar si quiera que llevaba la ropa aún puesta, y me dormí como un niño a una hora punta. Eran las tres de la madrugada, y Marc acababa de terminar, por lo que podréis imaginar, mis pensamientos no me dejaban tranquilo, y por lo tanto, el pasado tampoco.
Desperté al día siguiente con una extraña sonrisa en la cara. Tampoco recordé el sueño que la provocó esa vez. Me senté en la cama, con la intención de recordarlo, pero nada, por mucho que controle mi cabeza, no aparecían imágenes. Sinceramente, tenía mucha curiosidad, desconocía por qué tanta, pero la tenía. Se lo preguntaría más tarde a mi hermano, con suerte se entretuvo a escucharme.
Bajé las escaleras con rapidez. Me asomé a la ventana que estaba al lado de la entrada. El coche no estaba.
- Genial.- murmuré.- ¿De verdad me ha dejado sólo el primer día? - dije hablando sólo mientras me dirigía a la cocina, estaba casi vacía, pero habíamos traído varias cosas para pasar al menos el primer día aquí. Cogí el cartón de leche,y bebí un poco a morro. Llamadlo manía. Al cerrar la nevera había una nota.
"Hermanito, estoy entregando tu solicitud para el instituto, después iré a la ciudad para ver si hay algún puesto de trabajo. Aprovecha este día para hacer el vago. Mañana te levantas a las seis."
-Espera, ¿qué?- arranqué la nota de la nevera para volver a releerla, sólo esperaba que se me hubieran formado otras palabras distintas. Por desgracia, no era así.- No, no, no.
En realidad, supongo que ya era la hora de empezar a ser yo. Un año sin pisar ningún pasillo de ningún instituto era más que razonable para que mi hermano me quisiera perder de vista. 
Vi que en la tostadora había pan recién tostado. Delicia, sí señor. La cogí después de vestirme. Agarré la tostada con la mano, y me la metí en la boca mientras inútilmente intentaba ponerme la chaqueta.
Cogí las llaves que se reposaban en una de las varias cajas que estaban en el recibidor, y abrí la puerta con la intención de explorar un poco por allí.
Toda historia empieza con unos primeros pasos,¿no? Y bueno, con un poco de lluvia.

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