viernes, 14 de septiembre de 2012

¡Alto!

Nada de capítulo 7 hasta ver el trailer de la novela.
La explicación está en la descripción del vídeo en Youtube.
Gracias por verlo.

martes, 4 de septiembre de 2012

Recuerdos de la felicidad. Capítulo 6 - Choques inesperados.

Iba recorriendo las calles buscando sonrisas, miradas, felicidad. Me era casi imposible descifrar la expresión de cada persona que pasaba por mi lado, casi todos se cubrían con sus paraguas, algunos coloridos, otros menos alegres, escondiendo sus facciones como si no mereciera la pena. Melancolía, en esos momentos es lo que tenía. Todo había cambiado tan rápido. La lluvia no tardó en empaparme la capucha, y mojarme el pelo. Aun que eso tampoco es que me preocupara demasiado, es más, me gustaba.
Intenté entretenerme pensando en como esa mujer apresurada que se dirigía a la parada del bus, en un futuro podría una persona cercana en mi vida. O quizá ese hombre que paseaba al perro, podría salvarme la vida. El destino es imprevisible, ¿no? Solía hacer esto a menudo, imaginarme el futuro, pensando en cómo podrían cambiar las cosas de un día para otro.
En un visto y no visto, estaba enfrente de una cafetería, ni siquiera me había percatado de que ya llevaba andando más de una hora. Empujé la puerta, y el ambiente rural, y el olor a café me sedujo casi al instante.
-Buenos días.- dijo la camarera detrás de la barra.
-Hola.- respondí.-¿Me pone un café para llevar? Por favor y gracias.
-Enseguida. - respondió sonriente. En seguida se apresuró a hacer el café que le había pedido. No había demasiada gente en el cafetería, a pesar de que era pequeña.
Por fin una cara nueva.- pensó. Eso me hizo sonreír. ¿A caso todos los clientes que aparecían por aquí eran habituales? Tampoco me extrañaba pero, la posición del local y su ambiente eran perfectos, y desde luego, si el café sabía igual que olía, yo también sería cliente habitual.
Me lo sirvió, y se lo pagué con una sonrisa en la cara. Salí de la cafetería dándole un primer sorbo al café. La verdad es que estaba realmente bueno. En frente de allí, había una pequeña tienda de música, y en lo primero que me pude fijar, es en un piano de cola. La verdad es que no sé por qué me fijé tanto, pero me puse a andar para llegar a ella. Me dispuse a cruzar la carretera, y en milésimas de segundo los faros antiniebla de un coche casi me dejan ciego. No tuve tiempo de reaccionar si quiera. Este frenó en seco al verme, y yo vacilé con su capó, esquivándolo y derramando el café por el asfalto.
-¡Mierda! - grité mirando el café. Pronuncié esas palabras sin despegar la mano de mi pecho, y sin apenas moverme.
-¿Estás loco?- preguntó un hombre saliendo del coche y cerrando la puerta detrás de él. Ese hombre pensaba a gritos, y la verdad es que juraría que si fuera por él, me habría partido la cara ahí mismo.
-Estoy bien, gracias.- refunfuñé.
A parte de despistado y con pinta de drogado, estúpido.- pensó.
-No me vaciles.- me advirtió.- A ver cuando tienes más cuidado. Se mira antes de cruzar, ¿sabías, niñato?
Estaba dispuesto a responderle, a decirle cada uno de los pensamientos que se colaban en su cabeza sobre mi, decírselas y que saliera corriendo hacia su coche. Me encantaría haberlo visto con facciones de miedo en su cara. Pero un pensamiento me detuvo. No, no era de ese hombre. Pensamiento femenino, voz femenina. Provenía el coche.
No cambiarás nunca.
Ese hombre seguía gritando. Intenté concentrarme en los pensamientos de esa chica. Nada, silencio. No podía ser, la gente solía pensar más, no tanto como el conductor, pero si algo más. Silencio de nuevo. Me cabreaba no poder oír más esa voz. Miré de donde provenía. Lo faros de ese todo terreno me dejaban lo suficiente, como para solo ver una silueta mirando a la ventana. Más silencio. Otro pensamiento fuerte se coló en mi cabeza. Al fin pude volver a escucharla.
No puedo más.